miércoles, 20 de febrero de 2013

Miércoles Mudo: poder bañar a mi hija

Me encantaría poder llegar a bañar a mi hija esta noche y todas las noches

lunes, 18 de febrero de 2013

Vuelta al cole de papá

Como algunos sabéis el papá de Mencía ha estado muchos meses de baja por un tema de salud algo complejo, hoy, tras 317 días en casita, ha vuelto al cole.
Los sentimientos han sido como los de los niños después de tres meses de vacaciones de verano, nervios en toda la familia porque papá tenía que volver a trabajar.
Ayer quisimos pasar un día tranquilito para que hoy no estuviese demasiado cansado e intentar entretenerlo, pero la realidad es que a pesar de quererle mantener la mente ocupada con mil juegos con Mencía fue complicado quitarle ese hormigueo continuo.
La noche la ha pasado durmiendo poco pero como un lirón, más bien he sido yo la que no he pegado ojo, he de confesar que también he estado un pelín nerviosa y esta mañana nos hemos dado un buen madrugón para desayunar en familia y organizar todos sus bártulos.
Antes de salir de salir de casa ya teníamos organizado:
- Bolsa de deporte para la rehabilitación
- Bolsa con los tuppers de comida (como le detectaron la celiaquía a partir de ahora se tendrá que llevar el almuerzo): crema de calabaza, roti de ternera en salsa y yogurt.
- Papeleo de la baja
- Tarjeta de acceso a su trabajo....
Ya os digo, para mi ha sido como el primer día de guarde de Men. 
Yo he tenido y sigo tenido sentimientos un poco encontrados, por un lado estaba deseando que volviese a su rutina y a estar ocupado al 100%, pero por otro me da una pena horrible de que padre e hija ya no vayan a disfrutar de las tardes juntos, los dos lo van a notar muchísimo. Gracias a la baja, el papá de Men ha podido ver crecer a la niña durante la mitad de su corta vida. Va a ser una etapa dura para la peque pero seguro que ahora aprovechamos muchísimo más los momentos juntos.

domingo, 17 de febrero de 2013

La comida: nueva batalla perdida

Esta es Mencía en su máximo apogeo frente a la comida
Ya os he contado en infinidad de ocasiones durante esta corta experiencia como mamá bloguera que darle de comer a Mencía es lo que más nos cuesta a sus papás.
Lo hemos intentado prácticamente todo, desde cantarle, jugar con ella, hacer malabares, ver dibujitos en la tele, en el móvil, en el ipad, dejarla sola ante el plato, dejarla sin comer, cambiarle la trona, darle libros... pero tengo que confesaros que todo, absolutamente todo, no ha servido para nada
Hace unas semanas comenzamos con el método "A Comer" del Doctor Estivill. Yo había puesto muchísimas esperanzas en él, ya que, aunque sé que tiene muchísimos detractores, su método para enseñar a la niña a dormir con nosotros funcionó a la perfección en sólo dos días y ahora Mencía duerme como una auténtica bendita (hoy por ejemplo se ha despertado a las 9.45, ha dormido la siesta de 13.45 a 16.30 y a las 20.20 estaba KO), por lo que las expectativas que había puesto sobre su método para enseñarle a comer eran "demasiado" altas. Los primeros días no hizo ningún efecto conmigo, aunque en la guarde y con la chica volvió a la "relativa" normalidad, pero ha sido inútil con su padre y su madre.
Tengo que confesaros que este fin de semana ha sido prácticamente imposible darle de comer. Tampoco hemos aplicado el método, la verdad, pero es que la única forma con la que conseguimos que tome una cucharada es haciendo verdaderos esfuerzos por conseguir distraerla y, sobre todo, mantenerle las manos ocupadas, porque si no la cuchara termina en la otra punta de la cocina.
Sé que este post suena a derrota, evidentemente estamos un poco desanimados con el tema, sobre todo porque vemos cómo se va quedando cada vez más delgadita, pero la realidad es que no podemos tirar la toalla: con 22 meses tenemos que enseñarle a comer sí o sí. En realidad, es un "post desahogo", porque algo tendremos que hacer.
Otro día, cuando el método nos funcione, porque vamos a volver a intentarlo, os lo contaré con detenimiento.

viernes, 15 de febrero de 2013

Macarenita, una muñeca un tanto especial



Desde estas navidades tengo en mente escribir este post, pero la verdad es que no he encontrado el momento hasta hoy.

Se trata de una muñeca que los Reyes Magos de Oriente le trajeron a mi sobrina Fátima. La muñeca no tiene desperdicio. Entre los adultos (excepto a su madre, por razones obvias) provocó reacciones un tanto sorprendentes. La verdad es que no sabría si decir si la muñeca es mona o no, pero lo que está claro es que un poco de repelús ya da.

A la muñeca en cuestión mi sobri le ha llamado “Macarenita”, y es que se trata de una bebé recién nacida, pero hasta su máxima expresión, ya que Macarenita tiene una cara de vieja impresionante, igualita que la carita de nuestros bebés nada más nacer (lo sé, soy cruel, pero es la realidad, aunque en esos momentos los veamos como los seres más guapos del mundo), y también lleva la pinza del cordón umbilical en el ombliguito, lo cual personalmente me resulta la cosa más asquerosa (tanto en la muñeca como en la realidad). Aún recuerdo lo mal que lo pasaba cada vez que se lo tenía que ver y limpiar a Mencía.

A pesar de todo, los Reyes Magos vistieron de manera ideal a Macarenita, ya que traía jerseicito, faldón, capota de piqué, patucos y leotardos hechos a medida casi tan monos como los que Mencíita tenía de recién nacida. Vamos, una muñeca demasiado realista desde mi punto de vista, ¿no os parece?