Un sentimiento de pánico me ha embargado esta tarde cuando al volver mi hija de la guardería la chica venía con el siguiente recado: la profesora de Mencía quería hablar conmigo urgentemente.
Como ya os he comentado en varias ocasiones, la reina de mi casa es una pedorra con las comidas y tanto con su padre como conmigo no hay manera de que quiera comer, tenemos que hacer encaje de bolillos todos los días para conseguir que coma como Dios manda, y a veces es imposible lograrlo.
Últimamente se está portando regular para comer también con la chica que la cuida. Pero aunque le cueste un poco más de lo normal, al final termina por comerse todo lo que ella le pone por delante.
Pues bien, desde la vuelta de las vacaciones de Navidad Mencía ha estado más revoltosa de lo habitual en la guarde: llora por todo desconsoladamente, chincha a sus compañeros y la comida se le "hace bola". Vamos que no come. Esta última semana volvía siempre con la misma historia: "No ha querido comer nada, sólo el yogur de postre".
Yo ya estaba con la mosca detrás de la oreja, pero cuando esta tarde la chica que cuida a la niña por las tardes ha dicho "La profesora de Mencía quiere hablar contigo" casi me da un "jamacuco". Rápidamente me he dado cuenta de que mis horarios son incompatibles con los de la profesora, así que he mandado a mi marido a la velocidad de la luz (es un decir) a la guardería para que hablara con ella a ver qué era lo que estaba pasando.
En ese momento me he sentido como mi madre cuando tenía que ir al colegio a recoger las notas de mis hermanos (conmigo no le pasaba porque yo era mejor estudiante) y salía temblando por el enorme número de "cates" que llevaba en su haber... Sé que es un poco exagerado, pero como últimamente está tan petarda allí y encima le ha dado por pegarse a ella misma (comprobado 100% que los mordiscos se los da sola), no sabía si podía estar pasando algo más con la niña, a parte de lo de la comida.
Finalmente y para mi tranquilidad lo único que ocurría es que como ha dejado de comer (ya no lo hace ni sola ni acompañada) la comida de mayores, habían vuelto a darle puré como a los más pequeños y querían saber si nos parecía bien la decisión que habían tomado. Por supuesto, mi marido le ha dicho que fenomenal, con lo delicada que es está esta niña con el peso como para que ahora no coma... pero lo cierto es que alguna solución vamos a tener que buscar para que esta niña vuelva a comer bien. ¿Se os ocurre algo? Ya hemos probado otras veces varias recomendaciones -ponerle dibujos animados en la tele, intentar jugar con ella mientras come, cambiar totalmente la escena habitual de las comidas (de cuarto, de trona, de vajilla...), dejarla sola, ponerle un plato con una ventosa debajo...- pero nada parece dar resultado o, si lo da, apenas dura unos días. Hemos acordado con la profesora volver a intentar que la niña coma sola también en casa todas las comidas, pero me da en la nariz que va a ser una batalla difícil. En fin, ya os iré contando.
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jueves, 24 de enero de 2013
viernes, 18 de enero de 2013
¿La primera herida de guerra en la guardería o Mencia es masoca?
Os preguntaréis a qué viene el título de este post. No me extraña porque la verdad es que a día de hoy sigo sin tener respuesta.
Las pruebas del delito son estas:
¿A qué son una pasada? Pues os relato la historia:
El lunes cuando la chica que cuida de Mencía recoge a la niña en la guardería me envía la primera foto y me dice que cree que le han dado un mordisco en la mano. Como yo no lo veía claro, pues me parecía más bien una erupción (esta niña tiene la piel muy delicadita), le dije que volviese a la guarde a preguntar por si sabían algo, pero allí no se habían dado cuenta, lo cual tampoco me extraña porque con tanto niño suelto...
Cuando la peque llegó a casa mi marido me mandó la segunda foto y me dijo que era 100% un SEÑOR MORDISCO. Tampoco le dí mayor importancia, y le dije: "Bueno, ya tenemos la primera herida de guerra de Men en la guarde, a saber quién atizó primero, si ella o el contrincante..." Lo dejamos ahí y nos echamos unas risas.
El martes por la mañana, la peque, que estaba tomando el desayuno con su papi, se enfadó (para variar) y le entró un ataque de nervios que resolvió dándose un "bocao" en la otra mano, pero con una fuerza enorme.
El padre de la criatura y yo nos quedamos sin palabras. ¿Es que la niña se da los mordiscos a sí misma cuando se enfada? Aún continuamos con la duda, pero, si es así, ¡madre mía estamos criando a una pequeña bestia!
Las pruebas del delito son estas:
¿A qué son una pasada? Pues os relato la historia:
El lunes cuando la chica que cuida de Mencía recoge a la niña en la guardería me envía la primera foto y me dice que cree que le han dado un mordisco en la mano. Como yo no lo veía claro, pues me parecía más bien una erupción (esta niña tiene la piel muy delicadita), le dije que volviese a la guarde a preguntar por si sabían algo, pero allí no se habían dado cuenta, lo cual tampoco me extraña porque con tanto niño suelto...
Cuando la peque llegó a casa mi marido me mandó la segunda foto y me dijo que era 100% un SEÑOR MORDISCO. Tampoco le dí mayor importancia, y le dije: "Bueno, ya tenemos la primera herida de guerra de Men en la guarde, a saber quién atizó primero, si ella o el contrincante..." Lo dejamos ahí y nos echamos unas risas.
El martes por la mañana, la peque, que estaba tomando el desayuno con su papi, se enfadó (para variar) y le entró un ataque de nervios que resolvió dándose un "bocao" en la otra mano, pero con una fuerza enorme.
El padre de la criatura y yo nos quedamos sin palabras. ¿Es que la niña se da los mordiscos a sí misma cuando se enfada? Aún continuamos con la duda, pero, si es así, ¡madre mía estamos criando a una pequeña bestia!
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