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lunes, 10 de diciembre de 2012

Cómo conseguir que un bebe se deje hacer una radiografía

Niña histérica
Hoy Mencía ha tenido una nueva experiencia vital, de esas que dejan huella: le han hecho su primera radiografía. O, al menos, lo han intentado. Porque según me ha contado mi marido (al que he tenido que mandar a urgencias, aunque aún sigue con muletas, junto con la chica que cuida a Mencía porque yo estaba en el trabajo y a la niña no le bajaba la fiebre desde el viernes por la noche) ha sido una batalla muy intensa. En teoría, sólo puede entrar un acompañante a la sala de rayos para que la niña no se ponga nerviosa y no se tome la prueba como un ataque. Pero entre que Mencía ya estaba muy nerviosa después de la exploración inicial de la médico (no sé si ya os he contado que la niña es un poco arisca, no le gusta nada que la toque nadie) y que su padre ha preferido quedarse fuera, su reacción ha sido ponerse a llorar como una loca. Ni la chica ni las enfermeras conseguían sujetarla para poder hacerle la radiografía, y ante la imposibilidad de conseguir que se estuviera quieta han optado por hacer una excepción y dejar entrar a su padre. Total, que os podéis imaginar el cuadro: Mencía en body tumbada encima de la cama de rayos llorando sin parar e intentando escurrirse de las enfermeras y la chica, a la que le han hecho ponerse un delantal protector, mientras su padre entraba en la habitación con las muletas, se ponía otro delantal de esos y se sumaba al equipo que intentaba sujetar a la niña. Así que la única manera que han encontrado de hacerle la radiografía es que la chica le sujetase de los brazos y el padre de los pies. ¡Y aún así la radiografía ha salido movida! Pero cómo de difícil lo han debido ver las enfermeras que les han dicho: "Bueno, nos conformamos con esta imagen, puede valer..." La médico no opinaba lo mismo, ya que luego les ha dicho que no se veía bien, aunque sí lo suficiente como para hacer un diagnóstico: principio de neumonía. Así que, además de una nueva experiencia, Mencía suma una nueva medicina a su botiquín particular. Y nosotros nos quedamos más tranquilos (os aseguro que las enfermeras también) porque ya sabemos la causa de la fiebre, aunque vayamos a estar cuatro semanas sin poder mandarla a la guardería (de paso las profes también descansan un poco de nuestra terremoto).