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lunes, 17 de diciembre de 2012

20 meses con la gordi en casa

Tal día como hoy, hace 20 meses, vino Menciíta al mundo; la alegría más grande que Dios nos podía dar a mi marido y a mi.
Han sido 20 meses de idas y venidas de unos padres primerizos en los que nos hemos encontrado con situaciones que, por lo menos para nosotros, han sido de lo más peculiares:
- Momento no sabe succionar: como Mencía nació a las 35 semanas, no había aprendido en la barriguita el reflejo de succionar, por lo que fue prácticamente imposible que cogiese el pecho, lo que provocó que la leche no me subiese como Dios manda.
- Momento meneo del biberón: desde recién nacida la muy loca se quedaba dormida mientras que comía y no había manera de que comiese a no ser que le moviésemos el biberón de arriba a abajo, lo que después se convirtió en una costumbre y cada vez que le dábamos de comer terminábamos con agujetas en los brazos.
- Momento 'cañonazo': al mes y medio, Men comenzó a "potar" salvajemente después de las comidas. Era una sensación rarísima, ya que se le notaba perfectamente cuándo iba a vomitar y ya estábamos preparados para que no se manchase ni a ella ni a nosotros.
- Momento duermo 22 horas al día: desde bien pequeñita ha sido muy dormilona. Aún recuerdo su primer verano en "La Casita" de Yecla: después de una barbacoa familiar, a las 4 de la mañana y con la música a todo trapo, la enana dormía plácidamente al lado de los altavoces.
- Momento todo lo como con cuchara: aún continuamos en esa fase y... ¡¡ufff!!, ya os conté cómo es en "La comida: eso que a mi me gusta tanto y a ella nada".
- Momento me voy con todo el mundo: Men ha sido una niña muy sociable y alegre desde pequeñita. Hasta hace bien poquito no extrañaba y era un peligro, porque se iba con todo el que se le ponía por delante.
- Momento me encantan los hombres: a día de hoy, no hace ningún asco a cualquier individuo del sexo masculino que le sonría: ¡¡le echa los brazos a TODOS!!
- Momento bravo: como para hacer cualquier tipo de gracia también ha sido muy vaga desde pequeña, nos costó muchas horas de dedicación que tocara las palmas y sólo lo conseguimos a base de gritarle "¡¡¡bravo, bravo, bravo!!!" cada vez que hacía algo bien.
- Momento todo lo que aprendo lo olvido: en esas seguimos: si dice hola, en dos semanas ya no lo dice; si dice adiós con las manitas, lo mismo; hacer palmitas; decir agua....
- Momento me tiro al suelo: como ya os he comentado alguna vez, esta hija mía ha sacado el maravilloso genio de su madre y cada vez que se cabrea se tira al suelo y se pone a patalear.

Y, como no os quiero marear más, os cuento los tres momentos de hoy, día en que cumple los 20 meses, que bien merecen una mención en este post:
- Momento escupitajo: desde hace dos o tres días ha cogido la bendita costumbre de escupir al suelo cuando se cabrea. Sin palabras me he quedado al ver cómo lo hacía con total naturalidad...
- Momento vuelvo a gatear: creo que viene dado por haber estado encerrada en casa durante una semana con un principio de neumonía. Vamos, que ha decidido volver a gatear para hacernos rabiar.
- Momento tenedor: cuando come sólidos en casa, la chica le deja comerlo con las manos. Hoy le he dicho que le diese un tenedor y ha sido todo un numerito verla, lo cogía como una cuchara y como se le caía la comida la cogía con las manos y la colocaba encima del tenedor otra vez para volver a intentar comérsela.
Bueno, espero que cuando cumpla los dos añitos en abril tengamos muchos más momentos que contar (que sino me voy a quedar sin cosas que contaros en el blog).

martes, 27 de noviembre de 2012

La comida: eso que a mi me gusta tanto y a ella nada



Desde que Mencía llegó al mundo ha sido un poco "petardilla" para comer. Primero, no sabía succionar y no había manera de que cogiese el biberón. Cuando comenzó a cogerlo se dormía, después le daba pereza y había que movérselo como si fuesen unas maracas para que comiese y a los cinco meses decidió que lo abandonaba para siempre y comenzamos con la cuchara (desayuno, comida, merienda y cena, todo un reto).

Los comienzos con la cuchara fueron como con todos los peques: una historia de baberos y miles de toallitas manchadas (vamos a comprar acciones de alguna marca porque el consumo es casi industrial en esta casa). Poco a poco fue acostumbrándose, hasta que le cogió tanto el gusto que decidió provocarse el vómito para volver a comer con la cuchara doble ración. Así hemos estado bastantes meses hasta que le dio por escupir y hacer pedorretas, toda una aventura... Un inciso: con la chica que la cuida ha comido siempre como una campeona, el problema somos los padres. Buaaaaaa buaaaaaa, buaaaaaa...
A la vuelta del verano comenzó la guardería: allí come divinamente, incluso ella solita, y con la chica que la cuida igual, todo como la seda. Pero con sus papis... NADA DE NADA, los fines de semana los pasamos prácticamente en blanco.
Como ya estaba un poco paranoica, esta mañana la hemos llevado a la pediatra y ha confirmado mis pensamientos: la muy lista lo hace para llamar nuestra atención y el tratamiento es ignorarla. Si hasta ahora nos pasábamos una hora, al menos, haciendo piruetas para que comiese con nosotros, a partir de mañana tenemos que pasar a la fase de la ignorancia. No sé cómo lo llevaré, la verdad, porque se me cae el alma a los pies cuando veo que no come.
Ya os iré contando...