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jueves, 21 de febrero de 2013

¿Cómo cambian los pañales en la guardería?

Cuando nació Mencía una de las pocas cosas que no me daban miedo era el cambio de pañal. Como muchos sabéis, Men es la nieta número 15 de mi familia, por lo que algún que otro pañal me había tocado cambiar en mi vida y enfrentarme a cambiárselo a mi hija no me preocupaba mucho (sólo me daba tirria lo de la pinza del ombligo).

El procedimiento para cambiar un pañal es bastante sencillo:
  • Tumbar al bebé bocarriba en una superficie estable.
  • Colocar toallitas del culete, cremita y pañal a mano del bebé para no tener que dejarlo sólo en ningún momento.
  • Desvestir al bebé desde la cintura hasta los pies o rodillas en función de la comodidad de cada uno.
  • Despegar el pañal, abrirlo y doblarlo hacia atrás.
  • Levantar las piernas del bebé hasta separarlo del pañal.
  • Coger la toallita y limpiar de adelante hacia atrás para evitar infecciones (repetir hasta que quede limpito).
  • Retirar el pañal con cuidado de no rozarle con él al bebé.
  • Colocar el pañal limpio.
  • Poner la crema del culete al bebé y cerrar el pañal.

Hasta aquí creo que no os he contado ninguna novedad, ¿verdad?. 
La cosa es que de un tiempo a esta parte hemos observado que cuando Mencía hace caca nos avisa y se pone a hacer gestos y movimientos extraños, medio agachándose.
Sí, ya sé que es bastante raro y no lo hemos entendido hasta que la chica que cuida de Men durante el día vio en la guarde que para cambiarles el pañal los hacen colocarse de una manera que parece que estén haciendo el pino puente.
Desde que lo hemos descubierto Mencía se ha dado cuenta de que al fin lo hemos comprendido y cuando se hace caca nos avisa (en su idioma), va al baño y se coloca en posición de puente para que la cambiemos.
Aún no he conseguido cogerle demasiado el truquillo, porque me resulta bastante inseguro. Sobre todo, porque parece que en cualquier momento un trocillo de la caquilla o el pañal completo se me vaya a caer encima.

lunes, 4 de febrero de 2013

Semana de Carnaval en la guardería


El viernes al llevar a la peque a la guardería me encontré con un cartel en la puerta que ponía: Semana de Carnaval, todos los días los niños tendrán que venir disfrazados. A continuación había un listado de disfraces y temáticas según el día de la semana.
Sé que es muy divertido disfrazarlos, porque entre pitos y flautas todos los meses tienen dos fiestas de disfraces (la fiesta del color y alguna de la época del año), pero es que cinco disfraces me parece algo desmedido teniendo en cuenta que con la crisis que tenemos encima hay que hacerlo con 0€ de presupuesto.
Pues bien, os paso a enumerar los "modelitos" con que Mencía tiene que ir esta semana a la guarde.
Lunes 4 de febrero: disfraz de pijama. Como los pijamas de mi hija son todos heredados de sus primos, la verdad es que no tiene ninguno que dé mucho juego, así que le he puesto el único que tenemos con muñecos estampados (menos mal que no tenía ningún “tomate”).
- Martes 5 de febrero: disfraz de profesión. ¡Ufff!, a ver qué hago teniendo en cuenta el material casero, pero me acabo de acordar que antes de Navidad le compré un macro babero para pintar con la pintura de dedos que aún no hemos estrenado e igual con eso y una brocha que le compremos en el chino ya tenemos a una “pintora”.
- Miércoles 6 de febrero: disfraz de deportista. Después de todo el fin de semana dándole vueltas sin que se me ocurriera nada había decidido que ese día no se disfrazara, pero mi amiga Pilar (la de los patines) me dio la idea de ponerle un bañador encima de la ropa y llevarla de nadadora, así que resuelto (espero que no le queden pequeños los trajes de baño).
- Jueves 7 de febrero: los niños de niños y las niñas de niñas. Este es el más fácil, le voy a poner un trajecito precioso con un lazo enorme incorporado en su estupenda coleta (estoy emocionada porque casi dos años después le he comprado a la enana lazos de todos los colores, ahora sólo tengo que aprender a ponérselos).
- Viernes 8 de febrero: disfraz libre. ¡¡¡¡Ohhhh noooo, pero si no tenemos más que el de pastora y el de calabaza que ya le hemos puesto para la guarde!!!! Menos mal que mi amiga Cristina me bajó del altillo de su casa una bolsa llena de disfraces y me ha dejado uno de vaca graciosisimo.

Éste es el esquema del lunes, a ver si a lo largo de la semana las circunstancias no me obligan a cambiarlo. De todas formas, yo pensaba que esto de los Carnavales era sólo cosa de Cádiz…

jueves, 24 de enero de 2013

¡Terror!: la profesora de Mencía quiere hablar conmigo

Un sentimiento de pánico me ha embargado esta tarde cuando al volver mi hija de la guardería la chica venía con el siguiente recado: la profesora de Mencía quería hablar conmigo urgentemente.
Como ya os he comentado en varias ocasiones, la reina de mi casa es una pedorra con las comidas y tanto con su padre como conmigo no hay manera de que quiera comer, tenemos que hacer encaje de bolillos todos los días para conseguir que coma como Dios manda, y a veces es imposible lograrlo.
Últimamente se está portando regular para comer también con la chica que la cuida. Pero aunque le cueste un poco más de lo normal, al final termina por comerse todo lo que ella le pone por delante.
Pues bien, desde la vuelta de las vacaciones de Navidad Mencía ha estado más revoltosa de lo habitual en la guarde: llora por todo desconsoladamente, chincha a sus compañeros y la comida se le "hace bola". Vamos que no come. Esta última semana volvía siempre con la misma historia: "No ha querido comer nada, sólo el yogur de postre".
Yo ya estaba con la mosca detrás de la oreja, pero cuando esta tarde la chica que cuida a la niña por las tardes ha dicho "La profesora de Mencía quiere hablar contigo" casi me da un "jamacuco". Rápidamente me he dado cuenta de que mis horarios son incompatibles con los de la profesora, así que he mandado a mi marido a la velocidad de la luz (es un decir) a la guardería para que hablara con ella a ver qué era lo que estaba pasando.
En ese momento me he sentido como mi madre cuando tenía que ir al colegio a recoger las notas de mis hermanos (conmigo no le pasaba porque yo era mejor estudiante) y salía temblando por el enorme número de "cates" que llevaba en su haber... Sé que es un poco exagerado, pero como últimamente está tan petarda allí y encima le ha dado por pegarse a ella misma (comprobado 100% que los mordiscos se los da sola), no sabía si podía estar pasando algo más con la niña, a parte de lo de la comida.
Finalmente y para mi tranquilidad lo único que ocurría es que como ha dejado de comer (ya no lo hace ni sola ni acompañada) la comida de mayores, habían vuelto a darle puré como a los más pequeños y querían saber si nos parecía bien la decisión que habían tomado. Por supuesto, mi marido le ha dicho que fenomenal, con lo delicada que es está esta niña con el peso como para que ahora no coma... pero lo cierto es que alguna solución vamos a tener que buscar para que esta niña vuelva a comer bien. ¿Se os ocurre algo? Ya hemos probado otras veces varias recomendaciones -ponerle dibujos animados en la tele, intentar jugar con ella mientras come, cambiar totalmente la escena habitual de las comidas (de cuarto, de trona, de vajilla...), dejarla sola, ponerle un plato con una ventosa debajo...- pero nada parece dar resultado o, si lo da, apenas dura unos días. Hemos acordado con la profesora volver a intentar que la niña coma sola también en casa todas las comidas, pero me da en la nariz que va a ser una batalla difícil. En fin, ya os iré contando.

viernes, 18 de enero de 2013

¿La primera herida de guerra en la guardería o Mencia es masoca?

Os preguntaréis a qué viene el título de este post. No me extraña porque la verdad es que a día de hoy sigo sin tener respuesta.
Las pruebas del delito son estas: 

¿A qué son una pasada? Pues os relato la historia:
El lunes cuando la chica que cuida de Mencía recoge a la niña en la guardería me envía la primera foto y me dice que cree que le han dado un mordisco en la mano. Como yo no lo veía claro, pues me parecía más bien una erupción (esta niña tiene la piel muy delicadita), le dije que volviese a la guarde a preguntar por si sabían algo, pero allí no se habían dado cuenta, lo cual tampoco me extraña porque con tanto niño suelto...
Cuando la peque llegó a casa mi marido me mandó la segunda foto y me dijo que era 100% un SEÑOR MORDISCO. Tampoco le dí mayor importancia, y le dije: "Bueno, ya tenemos la primera herida de guerra de Men en la guarde, a saber quién atizó primero, si ella o el contrincante..." Lo dejamos ahí y nos echamos unas risas.
El martes por la mañana, la peque, que estaba tomando el desayuno con su papi, se enfadó (para variar) y le entró un ataque de nervios que resolvió dándose un "bocao" en la otra mano, pero con una fuerza enorme. 
El padre de la criatura y yo nos quedamos sin palabras. ¿Es que la niña se da los mordiscos a sí misma cuando se enfada? Aún continuamos con la duda, pero, si es así, ¡madre mía estamos criando a una pequeña bestia!

martes, 27 de noviembre de 2012

La comida: eso que a mi me gusta tanto y a ella nada



Desde que Mencía llegó al mundo ha sido un poco "petardilla" para comer. Primero, no sabía succionar y no había manera de que cogiese el biberón. Cuando comenzó a cogerlo se dormía, después le daba pereza y había que movérselo como si fuesen unas maracas para que comiese y a los cinco meses decidió que lo abandonaba para siempre y comenzamos con la cuchara (desayuno, comida, merienda y cena, todo un reto).

Los comienzos con la cuchara fueron como con todos los peques: una historia de baberos y miles de toallitas manchadas (vamos a comprar acciones de alguna marca porque el consumo es casi industrial en esta casa). Poco a poco fue acostumbrándose, hasta que le cogió tanto el gusto que decidió provocarse el vómito para volver a comer con la cuchara doble ración. Así hemos estado bastantes meses hasta que le dio por escupir y hacer pedorretas, toda una aventura... Un inciso: con la chica que la cuida ha comido siempre como una campeona, el problema somos los padres. Buaaaaaa buaaaaaa, buaaaaaa...
A la vuelta del verano comenzó la guardería: allí come divinamente, incluso ella solita, y con la chica que la cuida igual, todo como la seda. Pero con sus papis... NADA DE NADA, los fines de semana los pasamos prácticamente en blanco.
Como ya estaba un poco paranoica, esta mañana la hemos llevado a la pediatra y ha confirmado mis pensamientos: la muy lista lo hace para llamar nuestra atención y el tratamiento es ignorarla. Si hasta ahora nos pasábamos una hora, al menos, haciendo piruetas para que comiese con nosotros, a partir de mañana tenemos que pasar a la fase de la ignorancia. No sé cómo lo llevaré, la verdad, porque se me cae el alma a los pies cuando veo que no come.
Ya os iré contando...