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domingo, 3 de febrero de 2013

El chupete, ¿cuándo retirarlo?


Es curioso cómo desde que nacen los niños se hacen o no con ese pequeño milagro para muchos padres que es el chupete.
Cuando Mencía nació no quería ver el chupete ni en pintura. Por mucho que lo intentaba no había manera de que lo quisiera, pero la pediatra me aconsejaba que lo siguiese intentando que más adelante lo agradecería y así lo hice.
A los tres meses Mencía ya se había hecho a la perfección con el y, tal como me había dicho la pediatra, a la peque le calmaba un montón. Además, era muy gracioso ver cómo se ponía (y se sigue poniendo) el chupete al revés y eso no le creaba ningún problema. Es más, yo creo que siempre le ha gustado más llevar el "chupe" al contrario que en su postura normal.
Cuando me incorporé a trabajar tras la baja maternal pasamos a Men del Moisés a la cuna y después de unos cuantos días revoltosa para dormir decidimos darle más de un chupete para que cuando se despertarse siempre tuviese uno a mano. Con este invento casero y el método "Duérmete Niño" del para mi Santo Dr. Estivil, Mencía ha estado durmiendo como una bendita.
En las dos últimas revisiones con la pediatra, me ha insistido en que tengo que retirarle los chupetes. Es cierto que ya sólo los usa para dormir en casa, en la "guarde" ni siquiera se lo ponen para la siesta, pero en casa aún los mantenemos para momentos y circunstancias especiales: los viajes, para que se porte bien en Misa o cuando está muy tontorrona.
Desde que la pediatra me dio esa indicación, todas las noches me pregunto cómo llevar a cabo la retirada de los chupetes, de uno en uno o todos del tirón, porque la verdad es que me da mucha pena ya que la pobre sólo tiene 21 meses. ¿Qué hago?

martes, 29 de enero de 2013

La niña de las cremas



Desde bien pequeña, Mencía es adicta a las cremas. O, mejor dicho, su pediatra. Además de la siempre presente crema del pañal (ya os dije que antes de nacer mi hija yo pensaba que sólo se utilizaba con los recién nacidos), la niña ha ido coleccionando toda una serie de pomadas y mejunjes varios que apenas caben en la cesta que utilizamos para guardar sus cositas de aseo. Vamos, ¡que utiliza más cremas que yo! (Esto no es muy complicado conociendo mi desastre de historial cosmético, pero bueno).
Aunque por la foto que encabeza este post ya os podéis hacer una idea del tipo de productos que son, aquí os pongo unos cuantos de los que me acuerdo, pero seguro que se me olvida alguno:
- Crema para pieles atópicas. Al igual que su padre cuando era pequeño, la niña nos ha salido con una piel muy delicada que se le escama con mucha facilidad. Así que desde bien pequeña tenemos que embadurnarla de la cabeza a los pies justo después de ducharla. Por si fuera poco, este tipo de crema es bastante pegajosa. Hemos utilizado varias marcas y con todas pasa lo mismo.
- Protector reparador para labios, nariz y zona perioral. Mencía también ha sido y es una gran productora de mocos casi desde que nació, así que la zona alrededor de la nariz se le ponía muy rojita de tanto secarse y limpiarle. La solución que nos dieron en la farmacia fue esta crema, que a veces también hemos sustituido por vaselina de toda la vida. 
- Pomada reparadora de las irritaciones, escoceduras y rojeces de la zona del pañal. Otro clásico con Mencía han sido las sorpresas que nos hemos encontrado a la hora de quitarle el pañal: que si por culpa de los dientes, que si por el frío, que si por una diarrea, que si por una infección... el caso es que esa zona se le irrita con mucha facilidad, así que cada dos por tres hay que estar poniéndole alguna crema especial, ya hemos probado cuatro o cinco modelos de crema.
- Talco líquido. Tres cuartos de lo mismo que la anterior. Hay veces que es tanta la irritación que tenemos que recurrir a otras soluciones.
- Nutracel. Otra crema más para el mismo problema.
- Crema solar de máxima protección. Cuando nuestra niña ha ido a la playa (a sus padres les pirra y ella no iba a ser menos) la hemos rociado bien con pomada protectora para que no se estropee su delicada piel, además de ir a bañarnos a las horas en que menos peligroso es el sol, como recomiendan los pediatras.
- Loción hidratante. Antes de que nos dijeran lo de la piel atípica, utilizábamos esta crema para cuidar su cuerpecito, y aún hoy en día seguimos utilizándola para algunas partes de su piel.
- Hidratante facial. Los mofletes de nuestra niña son muy bonitos, pero también muy delicados, así que desde bien pronto hemos tenido que cuidárselos con esta crema, que también le hemos puesto en la frente, la nariz, la barbilla, etc.
- Crema reparadora para pieles irritadas. Mencía reacciona bastante al frío. Además de empezar a moquear como una campeona y ponérsele las manos como témpanos porque la muy cabezona se resiste a llevar guantes, también le salen a veces algunos granitos bastante escandalosos por la cara. Una de las veces que le pasó, las profesoras de la guardería nos dieron el susto de la era al decirnos que podía ser varicela, pero un rápido examen en casa por parte de mi marido, la correspondiente consulta a la familia y una visita a nuestra farmacia habitual descartaron esa posibilidad por falta de síntomas. Eso sí, nos dieron esta crema para que le bajase la irritación.
- Flunutrac. Esta pomada la hemos tenido que usar cuando a la niña se le ha enrojecido mucho la piel, aunque hay que llevar cuidado con ella ya que lleva corticoesteriodes y es bastante fuerte.
- Bálsamo reconfortante pectoral. Como a los niños pequeños hasta los 3 años no se les puede poner Viks Vaporub cuando están cogiditos del pecho, en la farmacia nos dieron una solución alternativa que no lleva mentol ni alcohol y que después de usarla unos días nos dio muy buen resultado.
- Bálsamo primeros dientes. Esta fue una pomada básica durante muchos meses, porque aunque a Mencía tardaron bastante en salirle los dientes, sí que estuvo mucho tiempo con movida de boca y la verdad es que parecía bastante dolorosa (por algo dicen que si nos salieran los dientes de mayores nos moriríamos del dolor...).
En fin, que como dice su padre, no me quiero imaginar el dineral que va a gastar esta niña en cremas cuando sea adolescente...

jueves, 17 de enero de 2013

Mamá histérica en el pediatra, otra vez...

Como ya os conté a principios de diciembre al ir a recoger los resultados de unos análisis de Mencía, casi me da un ataque de nervios al ver todos los parámetros de la analítica con asteriscos. Pues bien, ayer tenía que volver a la pediatra para ver qué tal había evolucionado la niña con el cambio de alimentación (atiborrarla a legumbres, pescado y huevos).
Al principio todo bien, Mencía había cogido en un mes 1,100 kg, lo cual es magnífico y yo estaba más feliz que una perdiz alabando las maniobras que la tía María había hecho con la niña en Jerez para cebarla. 
El problema llegó cuando la médico comienzó a explorar a la niña y se dió cuenta de que tenía todo el cuerpo lleno de unas "pintitas" como si fueran puntos de sangre que os juro que yo no las había visto. Rápidamente se puso un poco nerviosa y me dijo:
- "Sole, viste a la niña que la vas a llevar a que le hagan un hemograma ahora mismo, que esas pintitas son síntomas de las plaquetas bajas y cuando estén los resultados avisas a la enfermera para que vuelva a veros".
En ese mismo momento se me pasaron millones de cosas por la cabeza, sobre todo porque vi a la pediatra bastante nerviosa. 
En lo primero que pensé fue en una compi de trabajo a la que hace algunos meses, en unos análisis de rutina, le detectaron las plaquetas bajas y parece que es por una enfermedad autoinmune que a la pobre le trae de cabeza (todos los martes tiene que ir a hacerse análisis, a que le inyecten un tratamiento experimental y a que la vea el médico). Automaticamente ya me estaba poniendo yo en la misma situación, ¿¿¿para qué voy a pensar bien verdad???
Después de que entre cuatro enfermeras consiguiesen sacarle sangre al animalito que tengo por hija –tiene la misma fuerza que Sansón– mientras que lloraba descontroladamente, tuvimos que esperar más de una hora y media hasta que la pediatra nos volvió a ver.
Finalmente la niña no tenía nada relacionado con las plaquetas, lo que tenía era un exantema vírico que se le quitará en unos días y que tenemos que hidratar mucho.
Cuando salí del Hospital (llegamos a las 8.15 y nos íbamos a las 11.00 horas) casi me eché a llorar de la ansiedad que me había generado la situación. A decir verdad, de vuelta a la oficina se me escapó alguna que otra lágrima...

lunes, 10 de diciembre de 2012

Cómo conseguir que un bebe se deje hacer una radiografía

Niña histérica
Hoy Mencía ha tenido una nueva experiencia vital, de esas que dejan huella: le han hecho su primera radiografía. O, al menos, lo han intentado. Porque según me ha contado mi marido (al que he tenido que mandar a urgencias, aunque aún sigue con muletas, junto con la chica que cuida a Mencía porque yo estaba en el trabajo y a la niña no le bajaba la fiebre desde el viernes por la noche) ha sido una batalla muy intensa. En teoría, sólo puede entrar un acompañante a la sala de rayos para que la niña no se ponga nerviosa y no se tome la prueba como un ataque. Pero entre que Mencía ya estaba muy nerviosa después de la exploración inicial de la médico (no sé si ya os he contado que la niña es un poco arisca, no le gusta nada que la toque nadie) y que su padre ha preferido quedarse fuera, su reacción ha sido ponerse a llorar como una loca. Ni la chica ni las enfermeras conseguían sujetarla para poder hacerle la radiografía, y ante la imposibilidad de conseguir que se estuviera quieta han optado por hacer una excepción y dejar entrar a su padre. Total, que os podéis imaginar el cuadro: Mencía en body tumbada encima de la cama de rayos llorando sin parar e intentando escurrirse de las enfermeras y la chica, a la que le han hecho ponerse un delantal protector, mientras su padre entraba en la habitación con las muletas, se ponía otro delantal de esos y se sumaba al equipo que intentaba sujetar a la niña. Así que la única manera que han encontrado de hacerle la radiografía es que la chica le sujetase de los brazos y el padre de los pies. ¡Y aún así la radiografía ha salido movida! Pero cómo de difícil lo han debido ver las enfermeras que les han dicho: "Bueno, nos conformamos con esta imagen, puede valer..." La médico no opinaba lo mismo, ya que luego les ha dicho que no se veía bien, aunque sí lo suficiente como para hacer un diagnóstico: principio de neumonía. Así que, además de una nueva experiencia, Mencía suma una nueva medicina a su botiquín particular. Y nosotros nos quedamos más tranquilos (os aseguro que las enfermeras también) porque ya sabemos la causa de la fiebre, aunque vayamos a estar cuatro semanas sin poder mandarla a la guardería (de paso las profes también descansan un poco de nuestra terremoto).